Nos alimentamos de sentimientos, ruidosos piropos
que resuenan en todo nuestro ego dispuesto a rendirse
con el primer "te quiero"
soltado al azar
por cualquier caminante
con aire de don Juan.
Nos alimentamos la vista con cuerpos vestidos de seda,
con labios rojos y miradas perversas.
Nos ensuciamos con carmín los sentidos
y nos atamos solos a la cama.
Sin permiso,
sin perdón,
aquí nada sirve
cuando las reglas se desnudan del tabú, porque para sobrevivir
a esta jungla de tentaciones
todo vale.
Ramona A.
Comentarios
Publicar un comentario