Ir al contenido principal

Perdiendo el norte


La tonalidad de la noche 
incendia con polvo estelar sus pupilas. 
Se deja acariciar 
por la ternura de Casiopea 
y se olvida por un instante 
del canto de las nereidas.  
La noche sabe dar guerra, 
sabe morder el silencio 
y tragarse su aullido. 
Sabe besar el corazón 
de los lobos solitarios 
y dejar huérfano el amanecer. 
Pero él, allí sigue, 
jugando a las runas con las ninfas apostando sus pasos y su vida. 
¿Encontrará el norte, 
o seguirá acariciando el bosque?


Comentarios

Entradas populares de este blog

Inquebrantable

Eres fuerte  como roca acariciada  por un mar enfurecido.  No les tengas miedo a los tsunamis,  ni a los huracanes.  Porque no hay tormenta  que pueda contigo,  ni ola, que te arrastre mar adentro.

Almas gemelas

Bailábamos con el silencio  cada vez que nuestras miradas  se encontraban.  Acurrucaba mi alma en tus brazos  y no necesitaba palabras  para entender lo que tu corazón  estaba diciéndome.  Porque a pesar  de lo que muchos creen  el silencio y el amor  son almas gemelas. Ramona A. 

Cómplices

Somos cómplices en robar corazones ajenos y  hacerlos nuestros.  Como si nadie los echaría de menos, cómo si a nadie le importaría, cómo si arrancar un corazón no  supondría ningún dolor. Como si no se necesitarían tiritas  para tapar ese hueco, como si los sentimientos no se escaparían por ese agujero, ni el dolor se quedaría para hacerle duelo. Somos cómplices en robar corazones con la mirada, abriendo pechos y escarbando sin compasión... ... sin sentir. Dejandonos llevar simplemente por el echo  de que alguien, algun día, se llevó el nuestro y nos contagió su enfermizo deseo de apuntar al corazón.